Hace algunos meses soñé que ocupaba ese lugar de la cama, eran los temores y las certezas en el reconocimiento de mis propios límites. Trancurrido algún tiempo, tu comenzaste a ocupar de manera insistente ese sitio, ese querer volar también era un no volar [por lo menos no conmigo]. Un mes después me enfrento a la pesadilla en la que los dos nos precipitamos simultáneamente por el mismo agujero.
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